Después de la visita a la Cueva de las golondrinas volvimos a Jiànshuǐ y en la estación de autobuses despedimos a Helena que ya volvía a Kūnmíng. Desde allí volvimos al centro andando y comimos enfrente de la Puerta del Este. Pedimos dos raciones de xiǎolóngpáo y a la hora de pagar los 14 yuanes (7 x 2) el hospedero fue tan honesto de avisarnos de que hasta ese momento solo nos había traído la primera ración. No es que nos hubiéramos quedado con hambre, pero en vista del precio y las raciones decidimos pedir una de jiǎozi y acabamos poniéndonos hasta las cejas.
Después de comer, no obstante, llegó el momento tonto del viaje. No sabíamos exactamente dónde estaban los jardines de la familia Zhū y, como queríamos llegar pronto, eran más de las 15:00 y quizá cerrasen a las 16:00, preguntamos al conductor de un autobús que estaba en Lin’an Lu cargando y descargando pasajeros. Le mostré los caracteres chinos de la atracción turística y le pregunté si su autobús iba en esa dirección. Me dijo que sí. Luego, resultó que no teníamos suelto para pagar y tuve que cambiar un billete de 5 yuanes por 3 yuanes sueltos que me dio una señora. Total, en cuanto el autobús arrancó, avanzó unos 10 metros hasta la primera calle, se detuvo y el conductor abrió las puertas. Los jardines de la familia Zhū estaban en esa calle a unos 50 metros… Mientras bajaba soltando improperios e imprecaciones, vi por el rabillo del ojo que los pasajeros se reían por lo bajini. Los jardines de la familia Zhū, menos mal, no nos defraudaron nada. Continue reading