Como dije en la anterior entrada sobre la Roma Imperial, las visitas a ruinas y a la ciudad moderna se alternaron, pero aquí las presento diferenciadas. Sin más, vamos a ver que hicimos por la Roma de Audrey Hepburn y Gregory Peck.
Roma, día 2: Alrededor de la Fontana di Trevi
Después de la visita al Monte Palatino y al Foro nos dirigimos hacia el centro, a la zona cercana a la Fontana di Trevi. Tomamos el metro en Colosseo y bajamos en Barberini que, a pesar de que tiene el subtítulo “Fontana di Trevi”, se encuentra a 10 minutos a pie.
Comimos cerca de la Piazza Tritone y bajamos hasta la Fontana, una de las cosas que más me ha gustado de Roma y que ese día (sábado a media tarde) estaba a reventar de gente. A continuación callejeamos hasta la Piazza Navona pasando por el Pantheon de Agripa. Este paseo, de unos dos quilómetros en total (desde el metro Barberini), es absolutamente recomendable.
Con esto oscureció y dimos por concluida la ración de turismo diario.
Roma, día 3: el Altare della Patria
El tercer día en Roma, de paisano, visitamos lo que nos quedaba de la Roma Imperial y seguimos con el resto de la ciudad. De este modo, a partir del Circo Massimo, recorrimos la Via Cerchi hasta el final para girar a la izquierda y ver la Bocca de la Verità.
Desde ese punto en autobús fuimos a la Piazza Venezia para observar el monumento a Vittorio Emanuele II, padre de la patria italiana y la Piazza Venezia.
Finalmente, esa noche, después de despedir al Bola que ya regresaba a Barcelona, hicimos una visita nocturna a la Fontana di Trevi, pasamos por el Campo di Fiore y fuimos a cenar al Trastevere.
Roma, día 4: Santa Maria la Maggiore y poco más
El último día, sin mucho tiempo pues debíamos salir hacia el aeropuerto a media tarde, y con una lluvia pertinaz y por momentos intensa, realizamos una sola visita a Santa Maria Maggiore, una iglesia famosa por la novela de Dan Brown Ángeles y demonios, y una visita final al Trastevere diurno, para ver si era muy diferente al nocturno que tanto habíamos recorrido las noches anteriores.
Con eso dimos por concluida la parte turística del viaje, que contó con lo que se considera lo imprescindible de la ciudad eterna.
En general las cosas que hay que ver en Roma nos gustaron pero la ciudad no tanto. Un poco sucia, el metro frecuentado por ladronzuelos (coincidimos con la misma banda de chicos en casi todos los trayectos), el piso irregular y adoquinado de prácticamente todas las calles o la poca frecuencia de los autobuses, fueron aspectos que no nos gustaron.
A pesar de todo, al que tenga tres días y unos 300€ a su disposición, le recomiendo que se marque una escapada, estoy seguro de que los inconvenientes descritos no le aguaran una buena experiencia. Te puede gustar más o menos, pero, Roma, hay que verla.
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Coincido contigo en que la Fontana di Trevi es espectacular; por la noche, iluminada, aún más. Lo que más me gustó de todo fue La Piedad.
La boca de la Verdad tardé en encontrarla y, había tanta gente que pasamos de esperar para la foto.
Me gustan estas entradas tuyas de “Amadeu por el mundo”.
Cuando llegamos nosotros también había una cola larguísima en la Boca de la verdad. La foto la hice metiendo la mano entre los barrotes, y entre pareja de japoneses y pareja de japoneses para que no hubiera nadie delante…