Alrededor del lago Ěr una de las cosas más destacadas es el mercado itinerante que cada día de la semana está en un pueblecito distinto. Gracias a la Lonely Planet supimos que los lunes se ponía en Shāpíng, uno de los pueblos más al norte y que estaba cerca de Xīzhōu un pueblo en el que teníamos cierto interés por su arquitectura. Así pues, el segundo día en Dàlǐ como base de operaciones fuimos a ver estos dos pueblos.

Al finalizar la visita a Shāpíng y al mercado, en la esquina donde pasan los minibuses no fue nada difícil parar uno de los que van de Ěryuán a Xiàguān, en los dos extremos del lago, que nos dejó bajar en el desvío hacia Xīzhōu de la carretera principal. 5 yuanes/pax (0,65€). En el cruce, un conductor de motorickshaw se ofreció a llevarnos hasta Xīzhōu por 5 yuanes y aceptamos.

El conductor nos dejó en la puerta de una calle turística con espectáculo de estilo parque temático que costaba 60 yuanes/pax (7,75€), pero para recorrer media calle restaurada y contemplar un teatrillo folclórico lo encontramos caro. Luego sin embargo, nos enteramos de que estos 60 yuanes eran el importe de la entrada combinada para las cuatro atracciones turísticas principales en Xīzhōu. Quizá hubiera valido la pena pero después de recorrer el pueblo completo, sigo pensando que hicimos bien de no comprarlo. No obstante, para los turistas que solo vayan a estar por la zona de Dàlǐ creo que puede ser una buena opción.

Antes de empezar a vagabundear por el pueblo fuimos a comer. El primer local al que fuimos estaba ya cerrado pero por suerte había uno no muy lejos. Allí vimos a una pareja comiendo un plato que se nos antojó y lo señalamos para pedirlo. Resultó ser una deliciosa combinación de crujientes costillas de cerdo adobadas, fritas con hojas de menta. Resultó un poco caro, pero estaba buenísimo, 30 yuanes (3,88€).

Después empezamos el recorrido rodeando la atracción turística por la izquierda según se mira la entrada principal, y cerca de un bonito puente vimos como una barquita con tres jóvenes disfrazados entraba desde un estanque al escenario del espectáculo folclórico. Suponemos que representaban alguna ceremonia bai y lo siento por los espectadores porque cuando se abrió la persiana metálica, lo primero que fotografiaron fue a mí, que estaba asomado en ese momento…

A continuación empezamos el recorrido tomando una calle cualquiera en dirección al centro del pueblo. Resultó ser un pueblo tradicional y pequeño, muy plácido y lleno de edificios de arquitectura bai. Solo en la plaza del pueblo vimos algunos turistas más. Allí también había tiendas de batik (un tipo de estampación “a la cera perdida”) y algunos puestos de comida el los que hacían “pan” relleno de carne y verduras. Un señor que acababa de comprar uno con su señora me ofreció un pedazo para que lo probara y no estaba nada mal. El horno por su parte era rudimentario. Consistía en una bandeja de carbón sobre la que se pone una superficie con un reborde alto. Allí se pone la masa y después se tapa con otra bandeja de carbón cubierta para que el calor vaya hacia abajo.

Para volver seguimos callejeando y pasamos por un muro blanco lleno de cuadros pintados al fresco con escenas de la cultura autóctona. En una de ellas salía una barca parecida a la que habíamos visto antes y por el contexto parecía una novia que iba a su boda. Como nota curiosa, hay que comentar que ambas chicas, la del cuadro y la que vimos en vivo, llevaban las mismas “gafas de sol”, una especie de anteojos de madera.

Hasta aquí nuestro paseo por Xīzhōu, en la próxima entrada os contaré cómo volvimos a Dàlǐ y lo que nos pasó e hicimos esa noche.

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