Cita con Nefertiti

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Después de recorrer Unter der Linden en punta a punta y dejando la catedral a la izquierda, nos dirigimos hacia Nikolai Viertel, el barrio situado en el lugar donde nació Berlín allá sobre el siglo XII.

Nikolai Viertel es un barrio muy mono, pero no llega ni siquiera a dos calles alrededor de la iglesia de San Nicolás. Otra cosa que me sorprendió es que en general por las calles había muy poca gente paseando, aunque era sábado. Dando un par de vueltas al barrio tuvimos suficiente y fuimos andando hacia el ayuntamiento o casa roja, “Rotes Rathaus”, a la que nos aproximamos por detrás.

En la calle por la que rodeamos el Ayuntamiento había una tienda de disfraces y en el escaparate había un tipo de ropa exactamente igual a la que aparece en una revista de costura Burda sobre disfraces que hay en mi casa y que tiene casi 40 años.

El Ayuntamiento da a la plaza Alexander y, oh sorpresa, toda la parte de la plaza que quedaba delante del Ayuntamiento estaba en obras. La plaza se nota que era de la parte comunista de la ciudad porque a pesar de ser muy grande apenas tiene nada. Está la supertorre de televisión, el edificio más alto de Europa con 368 m. Pero no subimos. En la plaza también hay una fuente con Neptuno y la iglesia Marienkirche.

Al cruzar la plaza entramos en una Berlin Store para comprar souvenirs porque en esta cadena de tiendas teníamos un 25% de descuento gracias a la “Welcome Card” que estábamos usando desde ese mismo día a las 7:05 de la mañana. Yo además me compré una camiseta de Berlín muy chula para mí.

Como ya eran casi las 14:00 de la tarde, el sol se ponía a las 16:25 y habíamos visto mucho de lo que teníamos previsto para nuestro viaje, ya era el momento de atacar el primer museo, el Neues, que significa “nuevo”. La entrada al museo cuesta 12€ pero nosotros la teníamos incluida en el pase de transporte “Welcome Card” de 72 horas que habíamos comprado por 40,50€. Por cierto, a mi madre en la entrada le examinaron el ticket con lupa mientras que a mi padre y a mí casi ni nos lo pidieron.

01 Berlin 186a Neues Museum 23a

En la sala 210 están prohibidas las fotos, en la 209 no…

Este museo es básicamente de temática egipcia, pero la tercera planta está dedicada a la Edad del Bronce. En la planta cero, después de dejar las bolsas en el guardarropía gratuito, recorrimos las cámaras que se llaman “de la vida eterna” en las que hay sarcófagos y otras cosas funerarias, como urnas y máscaras. En la planta uno, hay dos cosas de dentro de las pirámides y de los templos, incluso trozos de paredes y algunas joyas y bisutería. Pero la estrella del museo es el busto de Nefertiti que está en la cámara 210 de la segunda planta, la única dependencia de todo el museo en la que no se puede hacer fotos. La tercera planta ya no me pareció tan interesante excepto por el “sombrero de oro”, que además de sombrero es un calendario. Una cosa muy curiosa de la que no sabíamos nada y única pieza, aparte de Nefertiti, que tiene una cámara para ella sola. Además, como la sala está completamente a oscuras, tiene un ambiente mágico.

Al salir del museo queríamos ir a tomar algo y volvimos a Nikolai Viertel, pero no encontramos nada que nos gustara. Yo miré entonces la guía de la “Welcome Card” y encontré un lugar que tenía un 25% de descuento en el menú Snitchel y fuimos hacia allí. Nos costó un poco encontrarlo, pero por suerte, en la puerta de Fassbender & Rauch, una tienda de chocolates a la que volveríamos más adelante, un chico usó su Smartphone para poner la dirección y enseñarnos el camino. A pesar de todo, como no puso el número del local, tuvimos que dar un poquito de vuelta.

Al final encontramos el Löwenbräu am Gendarmenmarkt y devoramos el menú entero, a pesar de que el filete empanado salía por ambos lados del plato y estaba sobre una cama de patatas fritas. El menú contaba también con una ensalada pero la bebida iba aparte. En total, con dos cervezotas y una cervecita, la cuenta de los tres fueron 41,59 euros. Durante la cena, papá nos dio una lección sobre la Segunda Guerra Mundial.

Después de la cena pasamos por un supermercado a comprar una botella de agua y volvimos al hotel en metro. Esta vez no había ninguna línea en obras.

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