Bombas y celuloide

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Lo primero que hicimos la segunda mañana en Berlín fue ir a dar un paseo por la avenida  Kurfürstendamm. Fuimos en metro hasta Zoologischer Garten y nada más salir vimos Kaiser-Wilhelm Gedächtniskirche, la iglesia medio derribada por las bombas de la Segunda Guerra Mundial. Pero antes de hacer turismo había que desayunar y lo hicimos en una pequeña tienda: bocadillo y café (cutre) por 2€. Después, y con un frío intenso fuimos hacia la iglesia.

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Antes de llegar a la iglesia pasamos por delante del cine Zoo Palast. Allí estaban preparando la alfombra roja para la première de la última película de Johnny Depp, Mortdecai. Lo destacable del tema es que ya había gente esperando y algunas chicas con aperos que daban a entender que habían pasado la noche en vela delante del cine para tener el mejor sitio cuando llegara la hora. En esos momentos eran más o menos las 8:40 de la mañana y la temperatura -4º C…

La parte vieja de la iglesia, la destruida, no estaba abierta (horario de visitas de 12:00 a 18:00) pero sí pudimos entrar a la parte nueva, que a pesar de que normalmente no abre hasta las 10:00, ese día estaba abierta porque había un ensayo musical. Esta iglesia es octogonal y no muy alta. Su interior es de vitrales azul y me recordó muchísimo a la que hay de Don Bosco en Brasilia. Por su parte, el campanario, que está al otro lado de la iglesia antigua, me pareció un añadido innecesario. La iglesia antigua fue destruida parcialmente en un bombardeo durante la Segunda Guerra Mundial, y que la dejaron sin reconstruir a modo de memorial. 

Después de Kaiser-Wilhelm Gedächtniskirche fuimos a dar un paseo por la zona. Primero nos acercamos a la puerta del zoológico, de estilo oriental, y después regresando hacia la iglesia por Budapesterstraße volvimos a pasar por delante del cine y de allí, haciendo un zigzag, vimos el teatro Des Westens, el edificio Kant-Dreieck y un centro judío con un pequeño fragmento de la vieja sinagoga en su fachada. 

Cruzamos después la Kurfürstendamm, más conocida como Ku’damm, para seguir recorriendo la lujosa calle Fasanenstraße un tramo más y luego regresar al metro por la misma Ku’damm.

En metro por la línea U2 fuimos hasta Postdamer Platz y al salir no fue nada difícil encontrar el moderno Sony Center, que es impresionante. Antes, no obstante, encontramos unos pedazos del antiguo muro de Berlín. El Sony Center destaca por su “cúpula-vela” suspendida en el aire que es increíble. Pero nosotros habíamos ido allí para ver el museo del cine alemán.

El Deustche Kinemathek está súper bien montado y se nota que el edificio fue construido expresamente para albergar dicho museo y no es un edificio cualquiera reconvertido como pasa habitualmente. De ese modo, todas las salas, escaleras y pasillos están diseñados de modo que se disfrute al máximo la exposición. Cada sección tiene sus características y ambientación, dentro de un conjunto elegante y sobrio.

La primera sección se llama “La imagen” y es una sala de espejos sinuosos y pantallas de video en las que se reproducen en bucle escenas míticas de la historia del cine. La segunda sección está dedicada a los pioneros y a las divas del cine alemán primigenio. Tres mujeres son las que dieron el impulso al séptimo arte en Alemania: Henny Porten (alemana), Fern Andra (EE.UU.) y Asta Nielsen (danesa). En esta parte del museo destacan los carteles publicitarios y las cámaras antiguas.

Después viene la sección “Caligari” dedicada al impresionismo alemán. Para empezar hay una maqueta de cómo se grababan esas escenas en decorados imposibles que me encantó. La exposición continúa después con el cine de la república Weimar, época en la que por ejemplo se rodó M, el vampiro de DüsseldorfEn esta sección hay más maquetas que explican cómo se grababan las tomas más difíciles en esos tiempos.

El museo sigue dedicando una sección entera a Metropolis, que incluye originales con el arte de los títulos de crédito, una réplica del robot María y vídeos con explicaciones sobre los efectos especiales. La explicación de cómo se hizo la escena de la transformación del robot en María es mesmerizante.

La siguiente sección está dedicada al salto del charco de los cineastas alemanes que fueron a Hollywood en los años 20 y 30. Allí lo que más me gustó fue ver un Oscar auténtico. Desgraciadamente, mientras hacia la foto de la vitrina donde estaba la estatuilla, un vigilante me advirtió de que no se podían hacer fotos (las llevaba haciendo despreocupadamente desde la entrada…). Lo de las fotos fue una pena porque la siguiente sala estaba dedicada a Marlene Dietrich e incluía una colección con sus vestidos cinematográficos más representativos.

A continuación encontramos la sección “Olympia” en la que se muestra la historia del cine alemán vinculado a la propaganda Nazi y las películas de Leni Riefenstahl. La sección contrastaba mucho con las anteriores porque las paredes parecían archivadores de acero grises y oscuros, en lugar de gozar de paredes blancas y luminosas o espejos y marcos negros como las anteriores.

Las dos últimas secciones servían para enlazar con el siglo XXI pero, en mi opinión, el cine alemán post Segunda Guerra Mundial es menos conocido y para mí, también menos interesante, con lo que poco hay que destacar salvo la sección final. De carácter temporal, en ese momento estaba dedicada a Ken Adam (de nombre alemán Klaus Hugo Adam), que fue un gran diseñador de producción que participó en muchas películas de James Bond diseñando las guaridas de los malos entre otras cosas. En la exposición temporal había un vídeo en el que el propio Ken Adam explicaba el proceso mental con el que llegó al diseño de la war-room de ¿Teléfono rojo? volamos hacia Moscú

Al salir del museo y mientras íbamos de nuevo hacia el metro, en los trozos de muro que habíamos visto al llegar había dos chicos vestidos de soldados de la RDA que se hacían fotos con los turistas a cambio de unos eurillos.

Y bueno, hasta aquí esta entrada, en la siguiente hablaré del muro de Berlín entre otras cosas.

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