Después de comer fuimos de nuevo al palacio Real, a ver si podíamos entrar a ver la colección de autos reales que nos habíamos olvidado el día anterior, y no hubo ningún problema porque nadie nos pidió las entradas. La colección es, no obstante, bastante escasa y los coches están hechos polvo. Además, no se pueden hacer fotos. En total, hay una barca con motor fuera borda Johnsons, un jeep Toyota (regalo de Japón), tres Ford (dos Lincoln y un Edsel, regalos de Estados Unidos) y un Citröen tiburón negro, que era el favorito del chofer real porque era el único con cambio manual. Lo más curioso es que también estaban las cinco fotos de los conductores reales que hubo entre 1954 y 1975. Para terminar, había un par de palanquines (el nuevo y el viejo) con los que se sacaba a pasear el buda Prabang en el Año Nuevo laosiano, que cae a mediados de abril.
Como colofón a nuestra estancia en Luang Prabang, fuimos a Big Brother Mouse para donar unos libros que compramos allí mismo y dejamos nuestro mensaje de apoyo en el libro de visitas.
Big Brother Mouse es un proyecto que trata de acercar la lectura al norte de Laos, una zona en la que muchos niños no han visto más libros que los ajados libros de texto de la escuela y donde el concepto de leer por diversión era desconocido hasta el siglo XXI. En ese contexto, tres chicos empezaron el proyecto con la idea de editar los primeros libros infantiles en laosiano.
El primero de ellos es un exmonje llamado Khamla que cuando veía turistas con libros no entendía por qué leían en vacaciones. El segundo, Sasha, había sido editor en EE.UU. y cuando visitó Laos en 2003 quiso saber que leía la gente de Laos; la respuesta que todo el mundo le daba era: “la gente de Laos no lee”. Finalmente, el tercero es Siphone, un aspirante a maestro que conoció a Sasha y que había sido novicio con Khamla.
Entre los tres escribieron los cinco primeros libros para niños en laosiano, que incluían adaptaciones de los cuentos orales que contaba la abuela de Siphone, un libro para aprender el alfabeto escrito por Khamla y una historia original sobre un mono que descubre la gran ciudad, obra de Sasha.
A partir de aquí, y después de conseguir la licencia para publicar en 2006, la primera y única expedida fuera de la capital Vientiane, empezó la andadura de Big Brother Mouse como editorial. Para ello, eso sí, tuvieron que crear sus propias fuentes para poder usar ordenadores en laosiano.
Además de librería y editorial, Big Brother Mouse es una organización sin ánimo de lucro cuyas actividades incluyen las fiestas de lectura, en las que llevan libros a lugares donde no los han visto y a los que a menudo solo se puede acceder en elefante; concursos de dibujo y escritura, en los que además de fomentar estas artes, aprovechan para descubrir jóvenes talentos que crearán las nuevos libros de la editorial; y también clases de inglés, a las que todos los turistas son bienvenidos como profesores, narradores o compañeros de conversación ocasionales.
En nuestra visita a la tienda que hay en Luang Prabang, compramos unos libros que entregamos para que sean llevados a la próxima fiesta de lectura y se conviertan en el primer libro de unos cuantos niños. También miré su fondo editorial, que ha crecido mucho desde los primeros cinco libros, y me llamó la atención un libro por su temática y por la normalidad con la que contaba un hecho que desgraciadamente es común en Laos. El libro convierte en protagonista y héroe a un niño que pierde la pierna debido a una mina y cuenta todo lo que le sucede hasta que por fin consigue una prótesis y como se integra después otra vez en la aldea donde vive.
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