Desde Camboya paleamos hasta Laos de nuevo, creo que hasta el continente, cruzando todo el río Mekong. Al bajar, cargamos los kayak en un “sontaw” (una especie de Tuctuc más grande) Y por carretera fuimos hasta las mayores cataratas de Asia, las Khonephapheng.

Estas cataratas son muy anchas y bonitas pero no especialmente altas. Por otro lado, son lugar de peregrinación de laosianos y tailandeses, que consideran que son un lugar mágico y que las cataratas actúan como una trampa atrapa espíritus. Tanto en las cascadas de Somphamit como aquí, vimos las trampas para pescar laosianas, que son como embudos/rampas de madera, que terminan en una red/bolsa. Las vistas de Khonephapheng son desde un cómodo mirador, aunque el guía nos llevo luego a otro para verlas a pie de rápidos.

Por cierto, la entrada costaba 30.000 kips (3,44€), pero la teníamos incluida en el precio del tour, lo que quería decir otros 30.000 kips amortizados.

Desde Khonephapheng volvimos por carretera hasta Ban Nagasak y por el camino coincidimos con la salida de la escuela. ¡Qué cantidad de niños en moto vimos! Increíble, parecía una escuela de motociclismo.

Al llegar a Ban Nakasag nosotros pensábamos que tomaríamos el ferry para volver, pero al llegar al cruce del embarcadero, giramos a la derecha yendo río arriba. ¡¡Íbamos a volver a Don Det en kayac!! Al menos, era el último tramo del día. La razón por la que habíamos ido tan hacia arriba del río, era compensar la corriente, y así poder llegar al embarcadero de Don Det. Aún así, tuvimos que dar un rodeo al abrigo de una islita para no encontrarnos las corrientes más fuertes y poder llegar bien.

Al llegar al embarcadero teníamos mono de bañarnos. La excursión, en la temporada seca, incluye un baño en las cascadas de Khonephapheng, pero nosotros fuimos en la temporada de lluvias, en las que baja mucha más agua, y es demasiado peligroso. Por eso, exhaustos como estábamos, nos desentendimos de los kayak, los guardaron todos Fabián y el guía, y nos quedamos bañándonos en lo que durante la época que no es de lluvias es la playa de Don Det. Fue un baño bien merecido y relajante.

Ese día para cenar, después de la ducha de rigor, buscamos tanto al sur como al norte del Bungalow y al final nos decidimos por el Cocodrile Restaurant, el mismo en el que habíamos desayunado. Tomamos unos “snichtel” que, con bebidas, no salieron por 84.000 kips (9,62€). Para el postre, fuimos al restaurante Vilayphet, en el que Amaya tomo té con leche y una crêpe de limón, y yo un riquísimo pero enorme pudín de arroz con coco, chocolate y banana, que no pude terminar, y un “Lao coffee”. Todo, 40.000 kips (4,58€).

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