En bicicleta hacia el sur

Captura de pantalla 2015-03-12 a les 18.15.13

Esa mañana, queríamos pasarla recorriendo las islas en bicicleta y después de desayunar en el bungalow, el chico del hotel quería enchufarnos dos trastos, pero no coló. ¡A una de las bicicletas le faltaba hasta un pedal! Además, el desayuno del hotel había sido bastante cutre. Al té con leche le faltaba dulzor (poca leche evaporada) y el bocadillo de jamón y queso, aunque no estaba mal, parecía más bien de ternera porque el supuesto jamón estaba hecho a la plancha. Así, tiramos hacia Bai Hua, y alquilamos un par de bicicletas en el primer sitio decente.

Empezamos el recorrido hacia el sur por el Sunrise Boulevard hasta Don Det Village y allí cogimos la carretera principal, que resulta que es un tramo de la antigua vía del tren francés. Por ese camino, de los pocos fáciles del día, llegamos al puente francés que tiene 158 metros de largo y 13 arcos, y que une Don Det y Don Khon.

Escuela de Don Det Village

Escuela de Don Det Village

Al cruzarlo, tuvimos que pagar la entrada a Don Khon, que da derecho a ver las cascadas de Tat Somphamit, más conocidas por los lugareños como cascadas Li Phi. Después de cruzar el puente bajamos hasta una locomotora que hay y allí leímos la historia del ferrocarril. Los franceses lo construyeron cruzando Don Khon y Don Det para transportar los barcos que subían el Mekong cuando se dieron cuenta de que los botes, ni aunque fueran a vapor, no podían superar las cataratas y rápidos que rodean las 4000 islas y que hacen al río no navegable en ese punto.

Desde allí fuimos hacia el este para buscar un caminito entre arrozales que nos tenía que llevar a la ribera noreste. El camino por los arrozales cruzando un templo fue genial, y llegamos sin problemas hasta la ribera. Desde allí fuimos pedaleando hacia el sur, y llegamos al primer punto en el que habíamos desembarcado el día anterior. Por lo tanto, estábamos repitiendo parcialmente el paseo del día del kayac, concretamente la parte desde la que se podían ver los canales franceses de hormigón construidos para canalizar los troncos que enviaban desde río arriba. Sin embargo, ese día no fuimos hacia las cascadas y seguimos directamente hacia el punto donde habíamos embarcado hacia Camboya.

Desde allí el camino hacia Hang Khon era por la derecha, pero al poco de empezarlo nos encontramos un puente medio caído con los tablones inclinados 45°. Volvimos atrás a preguntar a un barquero de kayacs, y nos dijo que ese era el único camino posible si no queríamos volver atrás hasta el puente francés. Al final, cruzamos el puente con mucho cuidado y resultó no ser tan difícil. Eso sí, no lo cruzamos montados en las bicicletas, sino llevándolas al lado.

31b Don Khon 023

Mirad las dos tablas horizontales del centro para apreciar la inclinación del resto

El resto del camino fue igualmente de pesadilla, con una senda en la que a duras penas cabía una bicicleta, enramadas a la altura de la cabeza y bichos, que atacaron a Amaya por oleadas: primero gusanos, luego hormigas rojas, y finalmente, una araña. Curiosamente, a toda esta fauna yo no le debía parecer muy atractivo, porque a mi no me atacó nada. Durante el camino, no veíamos el río, que estaba oculto por el bosque, pero se podía escuchar a los palistas que hacían el mismo kayac que nosotros habíamos hecho el día anterior.

Finalmente, el camino empalmó con la vieja senda del tren francés y llegamos al extremo sur de la isla. La visita a Hang Khon consiste en ver el muelle francés con la escalera y las poleas con las que subían los barcos al tren y otra locomotora. No hay más que ver.

31b Don Khon 033

___

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *