Recados por Nadi

Hidroavión

Después del kava volvimos al plan original y salimos del mercado de artesanías para ir al templo Sri Siva Subramaniya Swami. De camino entramos en un par de supermercados a mirar los precios del arroz, el azúcar, la sal y la harina por si nos decidíamos a hacer el viaje a Navala con Lux. Después de ver el templo empezamos a recorrer agencias de viajes.

El templo de Sri Siva Subramaniya Swami es uno de los pocos fuera de la India construido al estilo Dravidian. De todos modos, solo lo visitamos por fuera, ya que la entrada era de pago, las fotos estaban prohibidas y además, nos obligaban a alquilar unos sari para no entrar vestidos impúdicamente, o sea, para ocultar que llevábamos pantalón corto. A pesar de eso, vimos lo más interesante, que es el contraste entre los vivos colorines del templo, recortados contra el bonito azul del cielo fijiano. Afortunadamente ese día hacía buen tiempo. El único durante los primeros 10 días de viaje.

Regresando hacia la calle principal paramos a comer en un local indio adyacente a un supermercado. Por 11 FJD (4,53€) tomamos dos platos, uno de pollo al curry y otro de pollo picante, ambos con arroz al estilo indio. Yo por mi parte tomé, por 2,5 FJD (1,03€), una cerveza Fiji Bitter de 375 ml que me tuve que beber con la botella envuelta en papel de periódico para que no se viera qué era. De hecho, el alcohol no se vendía en el supermercado sino que había una licorería aparte, con una pequeña ventanilla recortada en una pared de reja, parecida a una jaula de Faraday, por la que me entregaron la mercancía y yo pasé el dinero.

La cerveza misteriosa

La cerveza misteriosa

La experiencia en las agencias de viajes fue descorazonadora. Realmente no encontramos a nadie que supiera del tema turístico, solo un montón de malos vendedores o intermediarios medio inútiles que trataban de enchufarnos los paquetes de las grandes empresas y lo único que sabían de cada destino, excursión o experiencia por la que preguntábamos, era dónde tenían los panfletos correspondientes, y a veces, ni eso.

Cuando ya tirábamos la toalla y andábamos hacia la estación de autobuses, un hombre nos abordó hablándonos de su agencia de viajes para presupuestos ajustados y turismo dirigido a los fijianos. No queríamos que nos tomaran el pelo y decidí ponerle un poco a prueba. Así, le pregunté cuánto costaba un bote para ir de Nadi a la isla de Mana, una pregunta trivial si sabía su oficio pero que en ninguna agencia habían sabido responder sin mirar el panfleto adecuado. Mesa, que así se llamaba, respondió sin vacilar, y no sólo eso, sino que el precio era en un bote privado que costaba la mitad de la tarifa de las líneas regulares. Con eso, al menos le otorgué el beneficio de la duda y fuimos a su agencia.

Acabamos contratando allí mismo un paquete a medida de transporte y cinco noches con pensión completa en la isla de Mana por 940 FJD/2 pax (387€). La verdad es que no sé si era lo más barato posible, pero el barco nos costaba la mitad y nos consiguió cada noche por 70 FJD (28,82€) menos que el precio que el hotel tiene en su página web. Además, como para abonar el deposito no tenía suficiente dinero, un empleado me acompañó al banco, y así aprendimos que para los extranjeros lo mejor es usar los cajeros del banco BRED, que es el único que no te cobra comisión. Otra cosa son las que te cobre tu propio banco…

Hablando con Mesa, supimos también que Lux, el del mercado de artesanías nativas, era un buen cantamañanas y que no era de Navala, sino de Sabeto (se prouncia “Sanbeto”), un poblado cercano a Lautoka, o sea a unos 30 km de Nadi. Y me fío de lo que me dijo Mesa, porque hicimos más tratos en su agencia y todo fue siempre bien y barato. De hecho, había un amigo de Mesa en la agencia, el que nos llevó al banco, que se subía por las paredes al oír hablar del tal Lux y echaba sapos y culebras por la boca refiriéndose a él y lo tildó de embaucador para arriba.

Uniformados

Uniformados

De regreso a la estación de autobuses coincidimos con la salida de la escuela y así vimos a los niños y jóvenes uniformados. Lo curioso es que es unisex y todos llevan falda. También aprovechamos para volver al mercado municipal y terminar de verlo, ya que habíamos visto la parte del mercado de frutas y verduras, pero no la sección de yaqona, ¡que ocupaba un 40% de toda la superficie! Así, uno se puede hacer una idea de lo importante que es el kava en la cultura de Fiji.

Amaya al lado de la raíz de yaqona

Amaya al lado de la raíz de yaqona

En la estación tuvimos que esperar 20 minutos a nuestro bus y aprovechamos el tiempo para averiguar horarios y precios de los autobuses de “largo” recorrido, especialmente los que iban a Shigatoka, el siguiente destino.

A las 16:10 tomamos el bus y nos dejó en el hotel sobre las 16:40. Lo sorprendente del trayecto fue que el autobús en lugar de ir por el camino acostumbrado dio un giro extraño y acabó metiéndose en la playa, literalmente, recorriendo unos centenares de metros por la arena junto al mar.

Por la playa

Por la playa (el mar está a la izquierda)

En recepción volví a pedir el reembolso del taxi, y por fin apareció la gerente y me lo abonaron. Después de cambiarnos fuimos a la playa, pero era un poco tarde y no tuvimos valor para meternos en el agua, ya que hacía fresquete. Sí nos bañamos al menos en la piscina del hotel Smuggler’s Cove, el hermano mayor del Horizon. Si te alojas en el Horizon, puedes usar todas las instalaciones del Smuggler’s.

Para cenar fuimos a otro de los hoteles de la New Town Beach, uno que ya habíamos cotilleado anteriormente llamado Aquarius, en un paseo de un minuto por la única calle que hay, con cuatro hoteles y varias casitas bajas, además de una roulotte de policía. Comimos sendas kokoda, un plato típico de la zona, que consiste en pescado blanco marinado con zumo de lima y servido en leche de coco con picadillo de tomate, cebolla y otros vegetales. Nos gustó mucho. Amaya después se tomó un mocktail (un cóctel sin alcohol, de aquí el juego de palabras en inglés con “mock” que significa parodia o imitación). Concretamente, un Aquarius Sunset: naranja, lima, papaya y granadina. La cena nos costó en total 38,85 FJD (16€).

02b Nadi 193 New Beach 42

Por cierto, en el restaurante del hotel Aquarius “disfrutamos” de una curiosa selección musical: éxitos internacionales pero cantados en fijiano por artistas locales (Someone Like You, When You Wish Upon a Star…) y por otro lado un montón de canciones de todo el Pacífico, en muchos casos inclasificables como por ejemplo Maui, the hawaiian Superman.

Kokoda

Kokoda

Esa noche no hicimos nada más porque al día siguiente había que madrugar mucho.

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