Million Dollar Point, 1 de 2

MDP

El primer día entero en Luganville lo dedicamos, principalmente, a hacer snorkelling, y aunque la cosa empezó así así, entre otras cosas porque llovía un poco, al final se dio bien y pudimos disfrutar de los restos hundidos. 

El día empezó con un desayuno sencillo en la habitación del hotel, donde comimos tostadas con aceite y tomamos el té instantáneo que habíamos comprado la noche anterior. Poco antes de las nueve vino Kenneth, el dueño del hotel y encargado de las excursiones, y cerramos el trato para un tour de medio día y snorkelling en el Million Dollar Point por 3000 VT (23,74€), entrada incluida. Hay que decir que en Vanuatu las playas y las zonas de los ríos en las que te puedes bañar, llamadas normalmente “Blue Hole”, son privadas y que casi siempre, el dueño cobra entrada. En este caso, el Million Dollar Point cuesta 500 VT por persona y siendo dos eran 1000 VT de los 3000 VT de la excursión. Los otros 2000 VT eran el coche con chófer/guía. El chófer fue Jeremías, el hijo de Kenneth.

Playa del Million Dollar Point

Playa del Million Dollar Point

Desde el Tropicana hasta el Million Dollar Point había según la guía unos 6-7 kilómetros, pero a mí me pareció un camino más largo. Además, una vez cruzado todo Luganville por su calle principal, en vez de girar por la carretera a la izquierda hacia el aeropuerto, hay que seguir de frente por una pista forestal en muy mal estado, y fuimos muy despacio. Realmente tardamos mucho más de lo que pensaba. De todos modos, aprovechamos el tiempo para hablar con Jeremías de varias cosas.

Otra vista de la playa

Otra vista de la playa

Por ejemplo, nos contó que en Vanuatu ahora mismo hay dos lenguas oficiales, el inglés y el francés herencia del pasado colonial, y el bislama, que es la lengua propia vanuatense pero que no se enseña en las escuelas y solo se puede aprender en casa con la familia.  Vanuatu fue un territorio “compartido” bajo dominio de franceses e ingleses, que nunca se pusieron de acuerdo en nada, de modo que había dos de todo, desde escuelas a cárceles. Así, hasta 2008 las escuelas fueron de currículum francés o inglés, pero a partir de ese año, es obligatorio que en las escuelas “francesas” haya 1,5 horas al día en inglés y en las “inglesas” lo mismo pero en francés. Para ello, los maestros franceses van a las escuelas inglesas y viceversa. Lo curioso es que, como sucede por ejemplo en Canadá, los vanuatenses francófonos sí hablan todos inglés, mientras que los anglófonos apenas saben algo de francés.

También nos explicó cómo funciona el trabajo comunitario, poniendo de ejemplo las obras en el poblado de Panpan que cruzamos de camino al Million Dollar Point. Al lado del camino vimos a los hombres del pueblo limpiando los márgenes y cavando agujeros de cimentación. Resulta que en Panpan todavía no tienen electricidad y la compañía eléctrica les había prometido que si ellos mismos desbrozaban el recorrido del futuro tendido y hacían los agujeros para los postes de la luz, ellos se la instalarían. Por eso, estaban todos trabajando juntos por el bien común de la comunidad.

Panorámica del Million Dollar Point

Panorámica del Million Dollar Point

Finalmente llegamos al Million Dollar Point, no sin antes escuchar la historia del sitio, narrada por el propio Jeremías. Como he dicho, Vanuatu era un archipiélago que compartían los ingleses y los franceses, pero al llegar la Segunda Guerra Mundial, fueron los americanos los que lo usaron como base de operaciones para detener a los japoneses, que tenían la base en las cercanas Islas Salomón. Al terminar la guerra, los americanos ofrecieron a los ingleses y a los franceses hacerse cargo de las instalaciones y materiales de guerra. Los ingleses pasaron del tema, y los franceses se ofrecieron a comprar solo algunas cosas que les interesaban. A eso los americanos dijeron que o todo o nada, y los franceses, pues nada. Entonces, los americanos lo llevaron todo al muelle que habían construido durante la contienda bélica y lo volaron, enviando al fondo del mar coches, camiones, bulldozers, etc. Todo con un valor “mítico” de un millón de dólares, de donde ahora le viene el nombre al sitio turístico.

Al llegar el tiempo era malo, y el mar estaba un poco picado. Por suerte, enseguida vimos que el agua no estaba fría, así que nos lanzamos…

Pero si queréis saber cómo fue el chapuzón, tendréis que leer la segunda parte en la próxima entrada.

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