En el vuelo entre Port Vila y Nadi lo único destacable fue el despelote con la comida a bordo. Resultó que no había para todos los pasajeros. Yo fui casi el primero que se quedó sin, ya que sirvieron hasta algunos de los pasajeros de la fila de enfrente. No obstante, como protesté airadamente ante tamaño atropello alimenticio, la azafata consiguió escamotear y ofrecerme un menú de clase business que había sobrado: un sandwich caliente al grill de bacon y queso con patatas fritas. Continue reading