Centro y norte de Mandalay

Captura de pantalla 2014-07-06 a les 18.41.57

Después de descansar luego de nuestro ajetreado y, al cabo fructífero amanecer, empezamos la visita de la ciudad por el centro y el norte de Mandalay, lo que nos llevó a mercados, pagodas, monasterios y a desgastar las suelas para llegar al Palacio de Mandalay.

La primera parada, justo al lado del hotel, fue la pagoda Eindawya a la cual en ese momento no le encontramos nada destacable, y nos pareció una versión miniaturizada de Shwe Zi Gone Paya en Bagan.

07 Mandalay 122 El centro

Eindawya Paya

A continuación nos fuimos paseando hacia el mercado de la calle 86. Es flipante que los coches y las motos pasen por en medio de los puestos y la gente de cualquier manera, o que haya un atasco entre dos fruterías y un puesto de especias… Pero no sólo se trata de los vehículos a motor, sino que al caos se suman los triciclos, las bicicletas, la gente que lleva fardos, los que cargan y descargan mercancías, los compradores y vendedores… ¡y los turistas embobados, claro!

Cerca del mercado visitamos Setkyathiha Paya, en la que hay una reproducción a escala de la Roca Dorada que no visitamos en nuestro viaje. Al salir comimos en un puesto del mercado el ya consabido curry, esta vez de tocino, con su magro y su corteza, que estaba riquísimo y a un precio de risa. De hecho, nos cobraron igual que a los lugareños, 700 kyats (50 céntimos de euro). En ese momento no lo sabíamos pero estábamos a punto de adentrarnos en una travesía a pie infernal para llegar al Palacio de Mandalay que es lo que queríamos visitar.

07 Mandalay 151 El centro

Reproducción de la Roca Dorada en Setkyathiha Paya

07 Mandalay 159 El centro

La realidad es que el extremo sureste del Palacio estaba relativamente cerca, pero como ahora es prácticamente una instalación militar, la entrada de los extranjeros está restringida a la puerta este, al lado opuesto del que nos encontrábamos. Eso, en el caso de un palacio al uso no sería demasiado problema, se rodearía y punto. El intríngulis, sin embargo, es que en Myanmar llaman “palacio” de Mandalay al recinto amurallado de toda la ciudad, tal y como era en el período colonial, cuando era la capital del país. Eso significa que cada lado tiene más de dos kilómetros de largo y nosotros tuvimos que recorrer dos esquinas bajo un calor y una humedad asfixiantes.

Cuando por fin llegamos a la entrada compramos la entrada combinada para las atracciones de Mandalay, que cuesta 10$ pero que si se paga en kyats sale más económica.

El palacio en si está bien, pero es una reproducción de 1990, y quizá lo mejor de todo es que nos sirvió de contraste para disfrutar mucho más del monasterio de Shewnandaw Kyaung, que visitamos a continuación, y que es un edificio original del palacio, trasladado a fuera de las murallas de la antigua ciudad por orden del Rey Thibaw. Así, tuvo la suerte de salvarse de la Segunda Guerra Mundial.

Tanto por fuera como por dentro, el monasterio es increíble, lástima que sea tan mal fotógrafo, porque con la luz que había no supe sacar mejores instantáneas. La única pega, es que las zonas sagradas del interior están prohibidas a las mujeres, lo que molestó bastante a Amaya y se repitió en otros lugares.

Al salir del monasterio, y antes de volver al hotel con los mismos motoristas que nos habían llevado del palacio al monasterio y que eran mucho peores que la troupe de Zinko, aprovechamos para visitar el Libro más grande del mundo. Se trata de un conjunto de 2503 losas de mármol, cada una dentro de su estupa, que recogen los 15 libros de Tripitaka. 729 se encuentran alrededor de Kuthodaw Paya y las otras 1774, alrededor de Sandamuni Paya.

07 Mandalay 261 El norte

El “Libro más grande del mundo”

07 Mandalay 266 El norte

Una “página” del libro

Finalmente, al llegar al hotel, y después de un refrigerio, seguimos nuestra visita recorriendo el oeste de Mandalay.

___

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *