La china clásica en la ciudad moderna

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Entre las visitas diurnas y nocturnas al Bund, aprovechamos para ver, callejeando a pie, una parte más clásica de Shanghai, fundamentalmente los jardines Yu y el templo confuciano de Wenmiao Rd. Empiezo el relato en el momento que terminamos de recorrer el paseo fluvial y llegábamos a la esquina de Zhongshan Rd.

Recorrido el paseo y en la esquina de Zhongshan Rd. vimos una tienda de vestidos tradicionales muy lujosos y sin más nos dirigimos a los jardines Yu. Para llegar, antes cruzamos el parque Gucheng, que no tiene apenas interés, y en la zona paramos a comer.

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Sonriente antes de que me la quiseran meter doblada por una comida mediocre

Para comer nos sentamos en un puesto semicallejero (media cocina interior y media exterior) y cometimos el error de no preguntar el precio antes de que el señor nos pusiera los fideos, con ligero sabor a gamba, en la mesa. Eso dio pie a un episodio bastante desagradable. En ese momento solo fue una intuición pero a la vista de los precios posteriores ahora estamos seguros de que nos quisieron timar. Empezamos a protestar con el dueño y yo hice un amago de irme sin pagar directamente, momento en el que la cocinera salió de la cocina blandiendo su paleta como una espada. Al final, después de un intercambio de gritos, cada cual en su idioma, entre la señora y Amaya, nos fuimos pagando lo que creíamos justo, o sea, 30 yuanes (unos 4€). Cabe decir que al final del episodio había una enorme concurrencia alrededor nuestro, que había llegado silenciosa como un enjambre de zombies y que acojonaba un poco.

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Antes de llegar a los jardines Yu se pasa por una serie de calles y callejuelas que forman parte del complejo y que son muy bonitas, de arquitectura clásica china, pero que están tan bien “conservadas” o “reconstruidas” que tiene un cierto aire a parque temático, algo que se repitió en otros lugares turísticos chinos. Fuera como fuera, entramos por la puerta 1 y salimos por la puerta 7, la que da la Calle Vieja de Shanghai. Esta parte de “ciudad antigua” tiene un ambiente bastante agradable, a pesar del bullicio, y lo único malo es el acoso de los vendedores de falsificaciones.

A los jardines Yu entramos después de cruzar el puente en zigzag y nos gustó mucho. Según parece, además, la entrada había bajado de precio respecto a lo que cobraban durante la Expo de Shanghai 2010, y nos costó solo 30 yuanes (ya veréis más adelante porque digo “solo” cuando el precio por persona era el mismo que la comida de dos…). Los jardines Yu son una sucesión de pabellones clásicos, “naturaleza artificial”, puentes y pasarelas, son un poco laberínticos y están pésimamente señalizados. Dentro de los pabellones, los mayores están dedicados a la venta de cosas como caligrafías, jade, té y accesorios, pinturas, etc. Nos gustaron mucho.

Allí también fuimos víctimas de nuestro extraordinario atractivo, y un señor, con una cámara espectacular, quiso hacer una sesión de sus hijas conmigo. Espero que no se le estropease la cámara con la experiencia… jejeje.

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Al salir de los jardines, que visitamos con lluvia intermitente, recorrimos Fangbang Rd., lo que viene a ser una calle comercial decorada y que se conoce como “Calle Vieja de Shanghai”. No vale la pena ya que no es más que una ristra de tiendas de recuerdos a precios desorbitados.

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Después nos encaminamos hacia el templo de Confucio. Para ello tomamos Henan Rd. giramos a la derecha por Penglai Rd., calle en la que había un puesto de “Spain-Churros”, y retrocedimos un poco para encontrar Wenmiao Rd. Durante el trayecto encontramos varios hutong (aunque no debería llamarlos así porque este es solo el nombre que les dan en Beijing, pero no sé como los llaman en Shanghai) que son unos callejones que llevan a los patios interiores y que son muy interesantes. Así que ya sabéis, cuando visitéis el casco antiguo de las grandes ciudades chinas, tenéis que prestar atención siempre a los lados, ya que la vida y el colorido normalmente se encuentran en este tipo de patios de vecinos.

La entrada del templo de Confucio me pareció bastante austera, pero luego nos hicieron una ceremonia del té de estilo chino para nosotros solos, que valió mucho la pena y borró cualquier atisbo de decepción. La ceremonia estaba incluida en el precio de la entrada según la chica que nos la hizo, pero a mí me pareció más bien una acción de marketing más que una cortesía, ya que ya desde antes de terminarla nos estaba preguntando qué variedad íbamos a comprar… Evidentemente no compramos nada por dos razones: primero, los precios eran inalcanzables para nuestra economía, y segundo, era el primer día de viaje y no queríamos cargar con el té un mes entero. De todos modos, nos pusimos morados de té de excelente calidad, y probamos té de wūlóng (o té azul), jazmín, té negro con lichi y érlì. Para Amaya el mejor fue el té negro con lichi, pero para mí fue el té de wūlóng.

El resto del templo de Confucio no está mal, pero no es nada del otro mundo, así que después de una vueltecita, salimos a buscar Zhonghua Rd. para girar en Remin Rd. y ver el trocito de muralla antigua que queda en el cruce con Dajing Rd. Es realmente solo una muestra. De allí, volvimos al hotel a descansar un poco, salimos a cenar, y regresamos al Bund para verlo iluminado.

Bueno, espero que esta división del turisteo en Shanghai no os haya confundido. En la siguiente entrada, Suzhou.

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2 thoughts on “La china clásica en la ciudad moderna

    1. abranera Post author

      Pues sí, y si me mete un espatulazo no te digo como acabo. Lo más surrealista fue la discusión a gritos chino/español. No se entendía nada pero se entendía todo 😉

      Gracias por comentar!

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