En esta entrada, y teniendo en cuenta que a China fui como turista y no como etnógrafo, os voy a empezar a contar algunas curiosidades que observé en China, tanto de sus habitantes como del país en general. No pretendo sentar cátedra así que lo que sigue son solo opiniones basadas en una recolección de datos empíricos insuficientes y deliberadamente sesgados. No obstante, espero que os parezcan interesantes, y recordad que el juego de poner etiquetas, dice más del etiquetador que del etiquetado.

Los chinos gritones

A menudo he oído que los españoles, a ojos, o mejor dicho oídos, de los extranjeros, hablamos de una manera que parece que siempre estamos enfadados o peleándonos. Nunca lo había acabado de entender hasta que fui a Yúnnán, donde los chinos me dan esa misma impresión en el 90% de las veces que los veo hablando entre ellos.

Los chinos comilones

Que a los chinos a la hora de ponerse en la mesa les gusta que haya mucha variedad de platos, ya lo sabía, pero que a la menor ocasión se ponen tan gochos, no lo imaginaba. Cada vez que fuimos a cenar (a mediodía no pasa tanto), los veíamos con las mesas llenas de calderos y calderos de comida, y poniéndose tibios. Y aunque casi nunca se terminan nada, las sobras se pueden pedir para llevar.

Wi-Fi por todas partes

Una gran diferencia con Japón, es que en China hay wi-fi en un montón de sitios: hoteles, hostales, restaurantes, bares, tiendas… Incluso en algunos lugares turísticos, por ejemplo en los jardines de la familia Zhū, o en algunos puestos callejeros de comida. Es sin duda una gran ayuda para mantener la comunicación mientras se viaja, aunque eso sí, hay muchas páginas web y servicios de Internet censurados, por ejemplo Facebook.

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