Dos días de excursión I: el Alto Atlas

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El sexto día de viaje tuvimos que madrugar de nuevo. A las 6:15 nos levantamos y a las 6:45 ya estábamos en la recepción del hotel Toulousain para que nos guardaran el equipaje hasta el regreso del desierto y poder desayunar un poco. El desayuno era de 7:00 a 9:00, y a las 7:00 como un clavo nos presentamos en el bar. La cosa no estaba mal, pan con mermelada y mantequilla, un bollo, yogur, zumo y té, pero solo tomamos un poco de cada cosa. No me gusta comer demasiado antes de un viaje en autocar porque nunca sabes como te puede sentar y si habrá muchos baños o su estado durante el trayecto. De todos modos, nos llevamos los yogures por si teníamos hambre a medio camino.

A las 7:15 estábamos listos en la puerta del hotel. El transporte tardó un poco en llegar y a las 7:30 estábamos un poco nerviosos. No se demoró demasiado más. Nos recogió una minivan muy moderna y el conductor hablaba castellano bastante bien, como nos había dicho Abdul. Pero cerca de la plaza Foucauld el conductor nos dejó y allí nos recolocaron en uno de los microbuses (18 plazas) que hacen las excursiones. La minivan, el guía castellanoparlante y un grupo formado por solo nosotros dos era demasiado bonito para ser cierto… Cuando llegamos al lugar donde embarcamos, nos ubicaron en un convoy de anglosajones y el guía solo chapurreaba inglés.

Por lo visto, todas las agencias de la medina de Marrakech venden el mismo paquete. Así que nos os dejéis engañar por lo que os digan los vendedores y buscad simplemente el mejor precio. En nuestro caso, dudamos entre una agencia que nos dejaba el paquete en 500 dirhams y la oferta de Abdul’s (550 MAD) que supuestamente incluía guía en castellano y más servicios. Mentira. De hecho, en nuestro microbús había unos chicos que habían pagado solo 450 dirhams e hicieron exactamente lo mismo que nosotros.

La primera etapa de la excursión fue Tizi n’Tichka, un pico de 2260 metros en el Alto Atlas desde el que se puede disfrutar de grandes vistas de la cordillera. A veces el puerto está cerrado por la nieve y la excursión entonces no incluye esta visita, pero tuvimos la suerte de que estuviera completamente blanco pero hiciera bastante que no nevaba, con lo que la carretera estaba en perfecto estado. Eso sí, al tratarse de un puerto de montaña había muchísimas curvas. Por suerte, no somos de marearnos.

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Subiendo a Tizi n’Tichka hicimos tres paradas. La primera fue para ver el valle, y fue más bien normalita. Quizás lo único destacable es que el mirador estaba en un bar donde la gente podía hacer gasto. No hacía mucho que habíamos desayunado y no tomamos nada, pero no dejó de sorprenderme durante toda la excursión el ansia viva que tenía el resto del pasaje de consumir y gastar lo que fuera cada vez que el autocar hacía una parada. Y eso que eran pipiolos de Erasmus en Francia que hacían un viaje de invierno a Marruecos.

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La segunda parada la hicimos un poco más adelante, en la zona de escape de una curva y solo sirvió para tener una vista un poco mejor del valle.

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La tercera parada fue para mí la mejor ya que la realizamos en un lugar completamente blanco y desde el que además de ver las montañas, se podía ver también un bonito pueblo. No me extraña que a la zona del Alto Atlas se le llame también la Suiza de África. Lo único malo, si puede decirse eso, es que la nieve deslumbraba mucho y que hacía un poco de frío aunque nadie lo hubiera dicho viendo algunas de las chicas del grupo en camiseta de tirantes. No obstante, las paradas eran cortas, así que no había mucho tiempo para coger frío.

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La segunda etapa fue la kasbah de Aït Ben Hadou, pero eso os lo contaré en la próxima entrada.

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