El Parque de las Dunas de Sigatoka está al Oeste de la ciudad, mientras que al Este se encuentra la Sunset Strip, un paseo que recorre la parte de la Coral Coast donde están los hoteles y los resorts. Así, para ocuparnos la tarde, fuimos a dar un paseo por esa playa y por el pueblecito de Korotogo.

Para ir volvimos a tomar el Coast Liner, y a tenor de que por tercera vez nos tocaba el mismo conductor, creo que solo hay uno o dos que van dando vueltas. Nos bajamos en la Sunset Strip, más allá del infausto hotel Casablanca, justo cuando el autobús gira a la izquierda para subir hacia el resort Outrigger y tomar la carretera principal. Desde allí bajamos a la playa, que estaba desértica.

La playa presenta diferentes tipos de arena, con calibres y texturas muy diversas, pero en general es incómoda para pasear. Calzado se te meten piedrecitas en las sandalias, y descalzo hay muchas zonas en las que realmente duelen los pies. Por eso, mucha gente usa escarpines de suela dura. El resto de la playa era de pura roca.

El día no era muy bonito, nublado y gris, una constante en la primera mitad del viaje, y solo al llegar a la altura de un resort acondicionado con palmeras de paja y tumbonas, vimos a una familia en la playa. En el propio resort se veía cierto ambientillo, con un grupo de gente, aparentement pija, tomando un cóctel. Pero nada del otro mundo. De hecho, la playa de la Coral Coast, que pasa por ser una de las mejores en la isla principal, Viti Levu, nos pareció a todas luces, decepcionante. La tira de arena era estrecha, desagradable su textura en general, y la entrada al agua es un puro arrecife de decenas de metros, salpicado de algas y rocas. El agua es clara, eso sí, pero el coral está esquilmado, y cabe preguntarse si esta playa está llena alguna vez. De hecho, todos los hoteles estaban a tope de ocupación, pero en la playa no había nadie (solo la mencionada familia y un par de señores a caballo), ni en ese momento, ni por la mañana cuando buscábamos alojamiento.

Pasado el resort había un punto en el que la playa se adentraba un poco más en el mar y después de acercarme, dimos media vuelta y empezamos el regreso. Al final de la Sunset Strip (dirección Oeste) vimos a tres señoras fijianas que salían de pescar marisco entre los “corales”. Allí tomamos la carretera y anduvimos hasta la rotonda, en la que la Sunset Strip se une a la Queen’s Road. Torcimos a la derecha y la primera a la izquierda para recorrer la Korotogo Back Road.

Se trata de una calle con viviendas fijianas a ambos lados, y con un señor que estaba en la puerta de su casa, estuve charlando un rato. Después de recorrer la calle nos dirigimos a la Queen’s Rd. para esperar el Coast Liner, pero de nuevo oímos “La Macarena” y eso nos llamó. Justo enfrente de dónde paraba el autobús había una fiesta, en la “plaza” creada en el centro de varias casas. Era una comunidad bastante grande de gente de Korotogo, y gente del poblado de al lado, Malibo creo que se llamaba, que celebraban el viernes.

Nos invitaron a sentarnos con ellos, y me llamó la atención que hombres y mujeres no estaban mezclados, así que yo tuve que sentarme a tomar kava con los hombres y Amaya quedarse a bailar y estar con las mujeres y niños. Estos resultaron ser muy curiosos y la bombardearon a preguntas, también se presentaron todos y luego se quisieron hacer una foto con ella. Por mi parte, yo me senté en el círculo de kava al lado del jefe del pueblo de Malibo y tomé un trago. Después de charlar un rato, nos dieron las 17:30, se ponía el sol y ya no sabíamos si habría autobús, con lo que nos despedimos educadamente y nos fuimos. Además, Amaya ya empezaba a estar agobiada porque una de las chicas con las que estaba charlando, se puso a pedirle insistentemente dinero para la restauración del pueblo. A mí no me mencionaron el dinero para nada.

Al llegar a la carretera había una señora esperando como nosotros, y después de bastante rato, paró un taxi que llevaba solo un pasajero. Nos dijo que podíamos subir nosotros también si íbamos al centro y que el precio era 1 FJD, tarifa autobús. En 15 minutos estábamos en el hotel.

Lo que pasó esa noche ya os lo he contado.