Pha That Luang: el símbolo de Laos

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Sobre las 10:00, salimos del hotel después de dejar nuestras mochilas, y fuimos a desayunar a un salón de té: Le croissant d’or. Tomamos un par de croissants buenísimos, un té y un café laosiano, que como en Vientiane no lo preparan en ningún lugar. Luego, queríamos ir a Pha That Luang, pero como ya habían dado las 11:00 y el templo cierra de 12:00 a 13:00, pensamos que era mejor ir a comprar primero los souvenirs. Al lado del hotel estaba además la Carterie du Laos, una tienda de postales y cosas hechas a mano donde compramos algunas cosas y tomamos ideas para después.

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La segunda parada fue Talat Sao. Completamente decepcionante en el ámbito de las compras, pero interesante por ver tres cosas: la animación de la segunda planta, 90% dedicada a la venta de oro, los militares tomando café y “vigilando”, y las salas de descanso con gente durmiendo.

Por suerte, en vez de salir por la puerta delantera, lo hicimos por la trasera y mientras rodeábamos el centro comercial para volver a la avenida Lane Xang, encontramos por casualidad la meca de las camisetas laosianas. Pudimos comprar las tres que queríamos a 20.000 kips/u (2,30€).

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En una tienda bajo los toldos compramos las camisetas

Desde allí, subimos bajo un sol de justicia hasta Pha That Luang, el símbolo de Laos. El conjunto está muy bien, no es impresionante como la pagoda de Yangón, pero es bonito. Sin embargo, fue un poco decepcionante para mí, que el acceso a los niveles uno, dos y tres estuviera cerrado y nos tuviéramos que conformar con verlo todo desde el claustro que delimitan los muros exteriores que los contienen. La nota de color esta vez, la puso una pareja de novios laosianos vestidos al estilo tradicional.

Al salir de Pha That Luang, repetimos la jugada de ir por la parte trasera en la que habíamos visto algunos buses turísticos estacionados (la delantera era una explanada yerma con el sol cayendo a plomo). Así, dimos con un interesante Buda yacente y con un mercadillo en el que por fin compramos la gorra que yo quería para mi padre y el llavero que siempre compro para mi tío en todos los viajes.

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Cómo hacía tanto calor y los tuktuqueros se querían subir a la parra, 40.000 kips por ir al centro que estaba a menos de cinco minutos en tuk-tuk (4,59€), decidimos comer allí mismo mientras esperábamos a que el sol bajara un poco.

Vendedora de pajarillos

Vendedora de pajarillos

Nos metimos en el Black Canyon Café, una especie de Family Restaurant como los que hay en Japón, que resultó ser carísimo para el precio medio de Laos. Allí comimos dos mini raciones de pescado rebozado y frito con sésamo negro y cerdo con sésamo normal. Con una ración de arroz blanco para compartir. Sin bebidas, 52.000 kips (5,96€).

La vuelta hasta el hotel fue dura porque el sol seguía dando muy fuerte y nosotros ya llevamos media insolación encima y el cansancio del autobús para remate. Así paramos mucho para descansar, bebimos agua con regularidad y siempre buscamos la sombra. Fue largo, pero llegamos sin problemas. Como última precaución, Amaya, a la que le afecta más el calor, se remojó la cabeza con el agua increíblemente limpia de la fuente que hay en el parque del Patuxai.

Cuando llegamos al barrio del hotel, eso es, cerca del río, fuimos a echar las postales y al supermercado a comprar algunas cosillas, momento en el que por fin me lancé a probar una bebida que había visto varias veces y que se parecía a la horchata. Aquí podéis ver la nota de cata de Vitamilk:

La verdad es que para los sabores soy bastante malo, y en el video solo acierto a medias. Vitamilk Double Black es efectivamente un batido de sésamo negro, pero la leche es de soja, como en toda la línea Vitamilk, una marca extendida en el sudeste asiático y África principalmente.

Para terminar nuestra estancia en Laos, después de refrescarnos en el hotel, salimos a por las últimas compras y a cenar. La cena fue una cortesía de Amaya a la que le apetecía algo de comida occidental. Fuimos a un restaurante italiano que se llamaba Ai Capone (y sí, lo he escrito bien, Ai y no Al). Tomamos carpacho, pizza con queso stracchino y pizza con prosciutto, vino y cerveza Dark Beerlao. De postre, mousse de mascarpone. Todo estaba buenísimo y al final costó la desorbitada cantidad de 46$. Desorbitada para Laos, claro, donde el 75% de la población vive con dos dólares al día.

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