Termina el regreso

Captura de pantalla 2015-03-15 a les 15.23.12

Otra vez estábamos en el aeropuerto de Kunming, que se está haciendo mayor. Había muchas más tiendas y locales ocupados, de los que el año anterior estaban todavía sin asignar, pero eso no impide que siguiera suspendiendo en lo mismo: cero idiomas y cero posibilidades de pagar con divisas o tarjeta de crédito; los cajeros no los probamos.

Las últimas horas en Laos pasaron tranquilas y lánguidas. Despertar tardío para lo que estábamos acostumbrados, a las 8:00 de la mañana, y desayuno amortizado en el pequeño buffet del hotel. Yo calculo que mi desayuno hubiera costado, fuera del hotel, unos 35.000 o 40.000 kips (entre 4,00€ y 4,58€): tostadas con mantequilla y mermelada, huevo frito con baguette, dos zumos, dos cafés, un plato de arroz frito con ternera y media mini sandía.

Para ir al aeropuerto fuimos en una minivan de la que dispone el hotel, previo pago de 50.000 kips (5,73€). Como la noche anterior Amaya había pagado la cena con tarjeta de crédito, nos quedaba el efectivo suficiente para dicho pago. El trayecto no fueron ni 15 minutos, así que llegamos muy pronto al aeropuerto. Con los últimos 45.000 kips (5,16€), compramos un imán de nevera y un botellín de agua.

El avión fue puntualísimo y a pesar de ser bastante corto el trayecto, directo a Kūnmíng 90 minutos, nos dieron de comer: un bollito de pan, un huevo duro marinado y una magdalena. Para beber, zumo y café o té.

Al llegar a Kūnmíng, el trámite de inmigración y el visado de tránsito de 24 horas fue muy bien. Me parece que cada vez es más fácil. Las maletas en cambio, tardaron un poco aunque parecía que apenas había tráfico aéreo a esas horas. Luego, como todavía teníamos algunos yuanes, cenamos un par de platos bastante malillos por 136 yuanes en total (20,28€).

Lo más destacable esa noche, fue que el aeropuerto estaba lleno de chinos Hui, que son musulmanes. Quizá por eso había tantos policías con chalecos de la brigada de explosivos. Por su parte, la sala de oraciones era un vaivén de gente para rezar. A mí personalmente me parecía que era la peregrinación a la Meca de un grupo muy numeroso.

35b Kunming 312

Como ya teníamos experiencia en dormir en el aeropuerto de Kūnmíng, regresamos a la sala VIP de las otras ocasiones y dormimos hasta las 5:30 más o menos. Para hacer el check-in nos costó un poco encontrar el mostrador. Por nuestra parte no fuimos muy hábiles en consultar las pantallas, ya que había una específica para internacional, pero el personal de tierra de China Eastern tampoco se enteraba de nada, y nos mandaban del mostrador G al F y del F al G todo el rato. Por suerte, a la que un empleado supo un poco de inglés, pudimos enterarnos de donde teníamos que ir.

Para terminar la crónica del viaje, sólo decir dos cosas: en primer lugar, en el vuelo de Kūnmíng a Pǔdōng nos dieron una de las peores comidas que recuerdo en mi vida: arroz blanco caldoso (y pastoso) con tofu y tomates cherry aparte, y un huevo marinado; y en segundo lugar, para pasar el trámite de inmigración en Shànghăi, volvimos a cruzar el aeropuerto por recovecos imposibles como las otras veces.

___

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *