Al salir del Rick’s Café la intención era hacer el recorrido a pie por el centro de Casablanca que recomienda la Lonely Planet (p. 166). Para ir queríamos tomar un petit taxi pero el que había parado en la puerta del Café nos pedía 30 dirhams (2,80€) para ir a la catedral del Sacré Coeur. Nos parecía un robo, así que empezamos a andar por el boulevard Tahar el-Alaoui e intentamos parar otro taxi por el camino. Uno nos llegó a pedir 50 dirhams (4,66€)… cuando conseguimos parar a uno que quiso poner el taxímetro llegamos a la catedral por 6,5 dirhams (0,61€).
La Cathedral du Sacré Coeur es bastante cutre pero enseguida llegamos a la plaza Mohammed V que sí nos gustó mucho. Encontramos especialmente bonito el edificio del Palacio de Justicia. En una de las esquinas de la plaza hay una oficina de Correos bastante interesante, en la que con el bolígrafo que nos prestó el primer marroquí que nos ayudó sin pedir nada a cambio, escribimos las postales, que enviamos desde allí mismo.
Para seguir recorrimos unas cuantas calles de “fabulosas” fachadas según la guía que resultaron ser el equipo titular del Casa de las mazorcas FC… La cosa no mejoró hasta que llegamos al boulevard de Mohammed V que me gustó mucho.
En un puesto del mercado que daba a la calle compramos una palmera de hojaldre grande y luego buscamos un café que tuviera té a la menta. En el primero no tenían, cosa rara, y así terminamos en el Maxi Café, donde pudimos tomar el té mientras en la tele repetían un partido de Liga del Barça. El partido era contra el Levante, y me llamó la atención que en el viaje a Myanmar también hubo una anécdota relacionada con un Barça-Levante.
Al salir volvimos a pasar por el mercado y recorrimos el boulevard hasta que giramos en busca del cine Rialto, otro edificio “fabuloso”. Allí, un marroquí nos escuchó y nos preguntó si “rialto” era una palabra española o francesa, ya que él la había visto en más sitios pero no lo tenía claro. Le dijimos que no lo sabíamos pero estuvimos charlando un rato con él hasta que nos separamos sin más, no era un pelma como el de Salé.
Continuamos hasta la Place du 16 de Novembre en la que había un mojón rosa y algún edifico art decó del cual no supimos apreciar la belleza. Salimos a la plaza de las Nations Unies y regresamos al hotel a descansar.