La última noche en Marrakech la pasamos disfrutando de Yamaa el Fna una vez más, que al ser domingo estaba más llena que las otras veces. Para cenar no tuvimos dudas, porque queríamos repetir el kebab de pollo del primer mediodía. Además, como Amaya tenía mucha hambre cruzamos la plaza sin entretenernos viendo a los artistas callejeros, que por otro lado eran los mismos que la primera noche.
Después de devorar los kebabs, tan ricos como los recordábamos o quizás más, dimos una vuelta por los puestos de frutos secos de la plaza buscando piñones, a ver si eran más baratos que en España, pero no había. Tampoco es de extrañar, ya que no habíamos visto pinos…
Luego, yo comí unos caracoles, riquísimos, y después fuimos a tomar un té a la menta a La Gran Terrace.
Este bar tiene un mirador excelente desde el que se puede ver toda la plaza de Yamaa el Fna, quizás el mejor de todo el lugar. Es cierto que se aprovechan de ello para inflar los precios, pero creo que pagar 17 dirhams (1,58€) por el té a la menta en lugar de los habituales 10 (0,93€) vale la pena a cambio de disfrutar de las espectaculares vistas. Lo único malo es que llegamos un poco tarde y el bar ya estaba a punto de cerrar, con lo que no pudimos estar todo el rato que nos hubiera gustado. De todos modos, hicimos varias fotos y algún time-lapse con nuestros teléfonos.
Al bajar de nuevo a la plaza compramos unos dulces en el puesto móvil número 2, que nos dejó 6 piezas por 15 dirhams (1,39€) y nos regaló luego un par más. Ojo pues con el precio que conseguimos, sin mucho esfuerzo, la verdad, si queréis comprar dulces en la plaza de Yamaa el Fna, porque el precio “marcado” en las pizarras del puesto es alguna burrada así como 50 dirhams/media docena (4,64€).
Con las pastitas bajo el brazo regresamos andando al hotel y allí tomamos el último té del día. Una tetera por cabeza, 10 dirhams cada una (0,93€), de las que salieron 2 tazas y media para cada uno. Mientras sorbía mi té, escribí buena parte del diario, básicamente toda la parte del desierto.
Nos acostamos. Al día siguiente volvíamos a casa.