El tercer día en la zona de Dàlǐ y el lago Ěr nos despertamos pronto con la idea de visitar Cáicūn por la mañana y salir para Shāxī, pero después de tener ya las mochilas listas, cambiamos de idea. Ir de Dàlǐ a Shāxī es bastante complicado, así que pensamos quedarnos todo el día en la zona, ir a Cáicūn con calma y luego a Wāsè, que está al otro del lago. Esto significaba sacrificar la visita a Zhōngdiàn, la ciudad al norte de Yúnnán que se arroga el hecho de ser la mítica Shangri-la. La verdad es que no fue una decisión difícil porque sabíamos que después del incendio del último invierno, la ciudad había quedado arrasada y ya no había nada que ver.
Así, salimos del hotel después de pagar la noche siguiente. El chico del hotel no hablaba nada de inglés y nuestro código era que si por la mañana yo le ponía 100 yuanes sobre la mesa, significaba una noche más. Al salir anduvimos hasta la puerta Oeste e intentamos subir al autobús número 2, lo cual fue un poco complicado porque no sabíamos en qué sentido teníamos que hacerlo y no había ninguna parada cerca. Lo de la parada no tiene tanta importancia si solo quieres subir o bajar, ya que basta con hacerle unas señas al conductor, el problema es que queríamos ver el itinerario. Finalmente logramos averiguar el sentido correcto y por 1,5 yuanes/pax (0,20€) llegamos al pueblo. Por cierto, se tiene que coger el autobús dirección norte. El pueblo está a tan solo unos 3 kilómetros y el autobús es lo más aconsejable si se quieren ahorrar los 30 yuanes que cuesta el taxi (3,80€).
Una vez en el pueblo nos acercamos al embarcadero solo por curiosidad. Antes había botes de todo tipo para hacer excursiones por el lago Ěr a conveniencia del cliente, pero desde que la explotación corre a cargo de la administración china, solo se pueden hacer cruceros en botes turísticos oficiales y el precio es escandaloso: 180 yuanes por persona (23€). Además, no hay horario y hasta que no se llena mínimamente no sale. De todos modos, si eres chino siempre puede ser que pagues menos… sin ir más lejos, vi enfrente de mí a un chino que pidió 3 billetes y, sin encomendarse a nada, dejó 300 yuanes sobre el mostrador. Cuando se fue, el vendedor separó una parte para la “caja” y otra para el “bolsillo”. Supongo que no quedaría registrado más que un pasajero.
Visto el embarcadero nos dirigimos hacia la izquierda, dejando el lago a la derecha y andando hacia el Norte. Yo tenía alguna esperanza de que a pesar de todo, algún aldeano con bote a motor se ofreciera a cruzarnos por un módico precio, pero para ser un lago tan grande, hay un nulo tráfico lacustre. De hecho, el lago Ěr, que significa “oreja de agua” en chino, es alargado de Norte a Sur, pero muy estrecho de Este a Oeste. Aun así, cuando pregunté a unos lugareños como podía cruzar para ir a Wāsè, se echaron a reír. Por qué cruzar el lago si se podía ir en coche, me decían. ¡En coche son 60 kilómetros! O sea, unas dos horas como mínimo con las carreteras y el tráfico de allí. Lo único que nos ofrecieron en el lago fue un paseo en bote de remos como los de El Retiro de Madrid.
Cerca del embarcadero habíamos encontrado una pergolilla a la que se llegaba por una pasarela que se adentraba en el lago ligeramente, y en la que estuvimos un tiempo relajados viendo el lago y las montañas. Luego, al regresar al embarcadero dudamos sobre volver o no a Dàlǐ, pero vimos que había un caminito boscoso hacia el pueblo de al lado, Wǎcūn, y decidimos tomarlo. Fue un acierto porque además de tener vistas del lago muy bonitas y un lugar desde el que tomar buenas fotos panorámicas, encontramos un puesto de pescadíto frito. Allí comimos una ración de pescado y otra de patatas por 15 yuanes (1,90€). Ah, y nos encontramos al profesor universitario de Beijing del primer día, el que nos había liado al llegar. Él iba con una familia en mountain bike. Lo cual me recuerda que esa misma mañana cuando entré a por un mapa al hostal Jade Emu, me había encontrado a las chicas francesas con las que compartimos taxi en Kūnmíng.
Después de regresar a Cáicūn por una calle interior y mientras esperábamos al autobús número 2 de vuelta, tomamos algo en el Neverland Youth Hostel. La verdad es que habíamos descartado ir a Wāsè ya que era muy caro, nos pedían 100 yuanes por un taxi solo ida (12,75€), y el único atractivo del lugar es una roca en medio del lago en la que hay un templo. Decidimos volver a la ciudad vieja de Dàlǐ y terminar de recorrer las calles que aún no habíamos visto.
Eso os lo contaré en la siguiente entrada.
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