Después de comer fuimos de nuevo al palacio Real, a ver si podíamos entrar a ver la colección de autos reales que nos habíamos olvidado el día anterior, y no hubo ningún problema porque nadie nos pidió las entradas. La colección es, no obstante, bastante escasa y los coches están hechos polvo. Además, no se pueden hacer fotos. En total, hay una barca con motor fuera borda Johnsons, un jeep Toyota (regalo de Japón), tres Ford (dos Lincoln y un Edsel, regalos de Estados Unidos) y un Citröen tiburón negro, que era el favorito del chofer real porque era el único con cambio manual. Lo más curioso es que también estaban las cinco fotos de los conductores reales que hubo entre 1954 y 1975. Para terminar, había un par de palanquines (el nuevo y el viejo) con los que se sacaba a pasear el buda Prabang en el Año Nuevo laosiano, que cae a mediados de abril.
Como colofón a nuestra estancia en Luang Prabang, fuimos a Big Brother Mouse para donar unos libros que compramos allí mismo y dejamos nuestro mensaje de apoyo en el libro de visitas. Continue reading →