Author Archives: abranera

Dos días de excursión VI: motín en Uarzazate

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Nada más salir del desierto volvimos a parar en el café en el que hicimos la intempestiva parada del día anterior que nos jodió el atardecer, lo que confirmaba mi opinión de que era una parada concertada de carácter económico. De allí, cruzamos Zagora, una pequeña ciudad de color rosa, bastante agradable a primera vista, con parques y fuentes. Continue reading

Dos días de excursión V: amanecer en el desierto

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Una de las cosas más típicas después de pasar una noche en el desierto es levantarse a ver el amanecer, hasta el punto que algunas excursiones incluyen un tramo extra en 4×4 para ir a verlo en medio de las dunas. No era nuestro caso. Nosotros nos conformamos con ver el amanecer desde nuestro campamento. Para eso nos pusimos el despertador muy temprano y salimos en pijama, con solo los chaquetones como prenda de abrigo. No obastante, el despertador no hacía falta porque al cabo de un rato de haber salido a la fresquita mañana del desierto, un bereber pasó tienda por tienda despertando a todo el mundo.  Continue reading

Dos días de excursión IV: una noche en el desierto

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El campamento en el que hicimos noche en el Sahara estaba formado por doce tiendas en círculo. Once eran para dormir, con capacidad para cuatro personas y la duodécima era la jaima restaurante-salón. A nosotros nos tocó la número siete y tuvieron que ponernos un colchón extra porque íbamos a ser cinco. Los cuatro de nuestra minicaravana, y una chica galesa que no sabría hasta más tarde por qué, no durmió en la tienda que les hubiera correspondido por su grupo de dromedarios. Era insoportablemente maleducada y egoista. Continue reading

Dos días de excursión III: montando en dromedario

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La tercera etapa del tour, si puede llamarse así, fue una parada en un mirador para ver el valle del Draa, o mejor dicho un cañón del valle. El cañón parecía un escenario de ciencia ficción, quizá por el aspecto que le confería estar completamente seco. Por cierto, si en febrero estaba seco, ¿cómo estará en verano? La parada fue corta y además de las vistas lo más destacable fue el viento huracanado que soplaba. Continue reading

Dos días de excursión I: el Alto Atlas

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El sexto día de viaje tuvimos que madrugar de nuevo. A las 6:15 nos levantamos y a las 6:45 ya estábamos en la recepción del hotel Toulousain para que nos guardaran el equipaje hasta el regreso del desierto y poder desayunar un poco. El desayuno era de 7:00 a 9:00, y a las 7:00 como un clavo nos presentamos en el bar. La cosa no estaba mal, pan con mermelada y mantequilla, un bollo, yogur, zumo y té, pero solo tomamos un poco de cada cosa. No me gusta comer demasiado antes de un viaje en autocar porque nunca sabes como te puede sentar y si habrá muchos baños o su estado durante el trayecto. De todos modos, nos llevamos los yogures por si teníamos hambre a medio camino. Continue reading

Yamaa el Fna, 2 de 2

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La cena de esa noche la comimos en el puesto número 117, Chez Mouha. El menú consistió en tanjia, salchichas, harira, aceitunas, berenjena asada y pan. La tanjia era lo que queríamos probar pues es típica de la zona y consiste en un estofado de cordero que se guisa en una vasija de barro entre 8 y 12 horas. Estaba muy tierno y sabroso, pero sospecho que no lo habían hecho a la manera tradicional y que no estuvieron 8 horas para cocinarlo. Lo digo porque los puestos y las cocinas aparecen a media tarde y no había pasado pues el tiempo suficiente. Las berenjenas también estaban riquísimas. Continue reading

Yamaa el Fna, 1 de 2

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El mal sabor de boca que nos había dejado la “visita” a las curtiembres bereberes, nos lo quitamos tomando un té en el agradable y panorámico Café des épices.  El lugar se encuentra en la plaza homónima y a pesar de ser un éxito turístico, no tiene precios desorbitados. El consabido té a la menta, 10 dirhams (0,92€). Nosotros nos quedamos en la segunda planta porque la terraza ya estaba completa. Aún así, estábamos al lado de la ventana y podíamos ver la plaza y el mercado. Incluso pudimos ver la algarabía que se formó en un momento dado en el que cayó un pequeño chubasco: los vendedores de aquí para allá intentando cubrir las mercancías. Continue reading

La medina de Marrakech

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El tren que nos llevó a Marrakech no estuvo nada mal, aunque la estación de Casa-Voys no era ni tan moderna como la de Casa-Port, ni tan pintoresca como la de Fez. Cuando llegamos a Marrakech nos encontramos con un bullicioso convoy dispuesto a partir y lleno de aficionados al fútbol con bufandas y camisetas que no paraban de cantar. Quise averiguar a dónde iban pero el tren de ese andén no estaba anunciado en las pantallas y deduje, por los dos factores, que se trataba de algún tipo de tren charter. En ese momento no supe el nombre del equipo, pero sus colores eran rojo y blanco y los ultras era los “Crazy Boys”. Continue reading

Última noche en Casablanca y hacia Marrakech

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Después de descansar un poco en el hotel, salimos para la última noche en Casablanca. En un primer momento nos acercamos a la puerta de la medina, bajo la torre del reloj, para ver si había restaurantes como los que había en Fez. Lo intentamos por la puerta de la derecha, sin éxito porque solo había tiendas de bolsos y maletas. Cuando salimos pensando que no había nada nos llegó olor a fritura y con el rabillo del ojo vimos que entrando por la puerta de la izquierda había locales de pescado frito. Pero no nos convencieron. Continue reading