Primera tarde en Luang Prabang

Palacio

Sin más continúo donde lo dejé en la entrada anterior. Después de la pitanza, por fin fuimos al palacio Real, que actualmente es el museo Nacional de Laos. Es una pena que no se puedan hacer fotos, porque nos pareció muy interesante. Por este motivo, todas las fotos que pongo son de los jardines, aunque los habíamos visitado antes de la pausa para comer.

Al palacio se entra descalzo y con ropa decente (manga corta y pantalón hasta más allá de la rodilla, los tirantes y los shorts están prohibidos) y se debe dejar todo lo que se lleve, por ejemplo mochilas, cámaras de fotos, etc., en una taquilla. Lo primero que se visita es la sala de recepción, y enseguida se pasa a la sala del trono, que remodeló el último rey de Laos. En ella, las paredes están cubiertas de episodios folclóricos laosianos, reproducidos en mosaico de cristal japonés. También hay dos tronos, el del último rey y el de los tres predecesores, que es más pequeño. Por cierto, en la sala de recepción había bustos de los tres reyes anteriores al último . Continue reading

Primera mañana en Luang Prabang

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Para ir a Luang Prabang lo hicimos en autobús nocturno. El autobús salía de la estación Norte, y hasta allí el transporte estaba incluido en la generosa comisión que nos había cobrado la agencia Green Discovery. La furgoneta que vino a buscarnos llegó con media hora de retraso, y hasta la estación tardo unos 30 minutos. El viaje sin embargo no fue muy apacible: Continue reading

Un paseo por la capital tranquila

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El primer día en Vientiane, después de llegar ya al centro, hicimos el recorrido por la ciudad que recomendaba la guía. A pesar del calor abrasador, fue agradable, porque Vientiane es “la capital tranquila”. Eso sí, el final del recorrido lo cambiamos, y en lugar de un Bloody Mary en algún bar cerca del río, tomamos té laosiano y café al estilo de Laos y un croissant para compartir en una boulangerie de estilo francés, muy populares en el centro de Vientiane. La merienda nos costó 24.000 kips (2,4€). Continue reading

Rumbo a Vientiane

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Todo lo que el día anterior tuvo de día tonto, el día de nuestro viaje a Vientiane fue bien. A pesar de todo, al hacer el check-out del hotel, el señor nos asustó un poco porque nos dijo que en Kunming no se podían llamar taxis y puso cara rara cuando le dijimos la hora a la que salía el avión. Sin embargo, fue él el que me informó de que podíamos coger un autobús delante del hotel Kūnmíng, que estaba lado, justo el mismo en el que nos habían dicho que no sabían nada el día antes. Con los ponchos puestos porque llovía bastante, salimos de allí sin tener muy claro qué autobús o tipo de autobús podía ser. Continue reading

La última cena en Kūnmíng

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El último día en Kūnmíng habíamos deambulado por la ciudad buscando un hostal y luego paseado por el Lago Verde, donde vimos a sus gentes a su aire. De allí, volvimos a la zona del hostal en el autobús número 2 y cuando bajamos, nos acercamos al hotel Kūnmíng para preguntar si había autobuses o shuttles para el aeropuerto, ya que el autobús metropolitano más temprano, salía solo media hora antes que nuestro avión. El tiparraco del hotel no sabía ni siquiera de lo que le hablábamos o eso nos hizo creer, aunque era uno de los únicos que hablaba inglés. Realmente creo que no le gustaba que estuviéramos con nuestra pinta pseudo-andrajosa en su lujoso hotel. Sin embargo, como contaré en la próxima entrada, si había un servicio parecido al limousine bus de Japón pero lo descubrimos de chiripa. Continue reading

Comunicarse en China

 

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Llama la atención, que más allá de que la gente no hable idiomas, la mayoría de chinos ni siquiera entienden palabras como “bus”, “hotel” o “exit”. Por lo tanto, la comunicación es muy difícil. En nuestro caso  ayudaba que yo recordara algo del chino que había estudiado en la universidad. Por otro lado, el hecho de que tanto Amaya como yo estemos acostumbrados a los caracteres japoneses, prácticamente los mismos que los chinos, nos permitía reconocerlos de un vistazo y recordarlos al menos durante los segundos suficientes para interpretar un mapa o saber en qué estación de autobús bajar. Continue reading

La gente de Kūnmíng

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Después de salir del hotel, fuimos a comer un arroz frito con ternera justo al lado y después pensamos que haríamos ese último día en Kūnmíng. No hicimos al final gran cosa, solamente ir a visitar el parque Cuìhú, qué significa algo así como lago verde. El parque no es que sea muy bonito en si mismo pero se puede ver a la gente de Kūnmíng a su aire, y algunos haciendo cosas peculiares. Entre las más destacadas, incluiría el canto coral con grupo de música tradicional o los diferentes tipos de bailes, así como los cantantes en grupos pequeños. Continue reading

Cosas de chinos III

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En esta entrada, y teniendo en cuenta que a China fui como turista y no como etnógrafo, os voy a seguir contando algunas curiosidades que observé en China, tanto de sus habitantes como del país en general. No pretendo sentar cátedra así que lo que sigue son solo opiniones basadas en una recolección de datos empíricos insuficientes y deliberadamente sesgados. No obstante, espero que os parezcan interesantes, y recordad que el juego de poner etiquetas, dice más del etiquetador que del etiquetado. Continue reading

De Lìjiāng a Kūnmíng

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Las últimas horas en Lìjiāng, las pasamos descansando un poquito en el hotel, y luego en la estación de tren. Cuando llegamos al hotel Ā Gē Yuán el primer día, no me pareció que la dueña fuera muy simpática, pero el último día me vio con el diario y le llamó mucho la atención lo que estaba haciendo. A partir de entonces empezó a preguntarme muchas cosas, usando un traductor online francamente bueno.

Para ir a la estación, tomamos el autobús 18 justo enfrente del mercado Zhōngyì. Sólo era la segunda parada de su ruta, pero aún así ya estaba bastante lleno y sólo pudo sentarse Amaya. De hecho, entre la gente que subió en esa misma parada y en la siguiente, se puso de bote en bote. A la estacion de tren de Lìjiāng llegamos muy pronto porque el último autobús desde el centro, salía a las 20:30. Continue reading

Aprendiendo a escribir en Báishā

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Llegar a Báishā, no fue tan complicado. Desde la salida norte de la ciudad vieja de Shùhé, sólo había que andar un poco hacia la derecha, cruzar la calle y en la primera esquina estaba la parada del autobús número seis. Sin embargo, nosotros no hicimos esto ya que las indicaciones que nos habían dado, hicieron que llegáramos hasta una calle grande, continuación de la avenida que une Shùhé con Lìjiāng, y tomáramos allí el autobús número seis. Nuestro asombro vino cuando el autobús número seis tomo la calle por la que habíamos ido andando, y giró justo enfrente de la salida norte de la ciudad, de modo que descubrimos dónde estaba la parada mas cercana a nuestro punto inicial.

Una vez llegamos al pueblo, encontramos a un señor indio que hablaba español y que nos indicó hacia donde estaba el centro. La verdad es que no hacía mucha falta porque el pueblo es básicamente como una L. Por otro lado, nos encontramos todas las calles  levantadas, parecía una obra gigantesca. Sospechamos que quieren convertir un pueblo auténtico y antiguo en un nuevo centro turístico como Lìjiāng o Shùhé. Quizá será más cómodo y bonito, pero perderá casi todo el encanto. Continue reading